domingo, 10 de diciembre de 2017

Consumidores de vida

Día tras día (o segundo tras segundo) nos vemos bombardeados por diferentes tipos de propagandas y anuncios que no hacen otra cosa que nublar nuestros sentidos. Ofertas, rebajas, nuevos productos, nuevas tiendas, nuevos precios, nuevos escaparates en los que verse reflejado mientras al otro lado del cristal se encuentra esa ansiada chaqueta que tanto tiempo llevamos queriendo, deseando, ansiando y devorando con la mirada. Nuevos productos que nos ofrecen a través de la televisión, los carteles e incluso Instagram y sus ofertas de unos auriculares inalámbricos, por ejemplo.
Rodeados de mensajes subliminales, mensajes directos a nuestro subconsciente (y nuestro consciente en muchas ocasiones) que nos llaman a consumir. "Una chaqueta de Zara que me encanta", "unas Nike increíbles" e incluso peleas y discusiones por ver quien se lleva la mejor rebaja del Black Friday para poder presumir después de la ropa que lllevamos, esa misma ropa elaborada a partir de la explotación de niños que ya son más adultos que muchos de los mayores de los países ricos (pero no ricos en valores)
 A mi parecer dejarse más de 50€ en unos tenis me parece una locura, pero los precios que veo son incluso superiores a la centena, y claro, si hay estos precios es porque la gente los compra.
Así es la cosa, somos máquinas totalmente automatizadas: vemos un producto anunciado, vemos que ese mismo producto ha sido comprado por alguien y decidimos comprarlo porque, aunque tengamos un armario lleno de productos similares (hasta el punto de no utilizar muchos de ellos) lo compramos, porque si, es un "caprichito" y está a la moda. Justificación más que suficiente.
Y cada vez se ofertarán mayor cantidad de productos y nosotros, esclavos de las compras sin necesidad, nos veremos consumidos por el consumismo, en busca de una felicidad que nunca llegará ya que la habremos depositado en los bienes materiales, esos que nunca cesan de aparecer. 
Y mientras apoyamos la explotación y la dependencia a las grandes marcas desde los más pequeños a los más mayores. 
Controlados por otros que manejan los hilos del poder por el dinero.
Dominados por la moda del dejarse llevar...
¿O quizás no?

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