miércoles, 5 de abril de 2017

Sexo y género en la construcción del yo

Somos seres sociales. Las personas pertenecemos a comunidades, sociedades o culturas. En el transcurso de nuestra infancia a la madurez aprendemos e interiorizamos los elementos socioculturales de nuestro entorno. Durante este proceso de adaptación, aprendemos a actuar y a pensar de acuerdo a las normas consensuadas de nuestra comunidad. En relación a este proceso de aprendizaje, me centraré en la construcción y visión que se adquiere de la categoría sexo y género.
Ya sea mediante el aprendizaje académico (escuela, instituto, universidad) o  informal (grupos de personas cercanas o medios de comunicación), interiorizamos los roles de las personas a nuestro alrededor y la perspectiva hacia ellos e incluso, de nosotros mismos. Entre los aspectos que más nos definen se encuentran el sexo y el género, dos clasificaciones que, erróneamente, se suelen clasificar como iguales.
El sexo es un término puramente biológico, es la descripción de nuestro organismo y cuerpo. Existen dos sexos: masculino y femenino, cada uno de ellos caracteriza el aspecto morfológico de una persona. Otra perspectiva ofrece la palabra género, el cual se refiere a un término psicológico únicamente humano, define nuestra identidad y cómo nos sentimos.
En la práctica, las denominaciones de sexo y género muestran diferentes enfoques. Aunque vivamos en el siglo XXI, nos encontramos todavía en una sociedad patriarcal. No importa que el movimiento feminista llegue cada vez más lejos, y asuma como objetivo la igualdad entre los sexos. Nuestra sociedad sigue siendo sexista, la lista de estereotipos asociadas al sexo es muy larga, desde la forma de ser,  la forma de actuar hasta la forma de vestir. Se reconoce desde la infancia que el color definirá al individuo, habitación rosa para la niña y azul para el niño, y se continúa con los juguetes, muñecas y casitas para niñas y coches y juguetes bélicos para niños.
Debido a esta desigualdad hay que cuestionar los géneros, no ser varonil o femenino, sino que no haya ejemplos,  que una mujer pueda ser estable, fuerte y llevar la ropa que quiera y que un hombre pueda ser sensible, tímido y ponerse los colores que él prefiera.
Esta crítica contra la desigualdad es la base del movimiento feminista desde hace más de un siglo, han logrado hasta la fecha resultados muy importantes, lo cual ha hecho que la vida hace 100 años para las mujeres en el mundo occidental haya mejorado enormemente. Sin embargo, no menciono este movimiento para resumir su lucha o lo que aún queda por hacer en los ámbitos laborales y sociales tanto en el mundo occidental como el oriental, sino que he notado que en los últimos tiempos, el término feminista se ha generalizado a una causa hipócrita. La razón de esta afirmación es que estos ciertos miembros feministas luchan con persistencia contra los estereotipos femeninos, pero los masculinos no. Tal vez sea causa de la ira contenida tras tantos siglos de ser las mujeres esclavas y siervas de los hombres, lo que lleva a estas feministas afirmar estereotipos como: son incapaces de hacer algo útil, son insensibles o nosotras somos más inteligentes o capaces. Esta hipocresía continúa en los ámbitos de los medios de comunicación, mientras critican a las compañías de vender el cuerpo femenino como un producto, parecen olvidarse de los hombres. Porque una mujer en lencería es sexista, pero que modelos masculinos tengan que estar sin camiseta no lo es.

En la construcción de una visión igualitaria para géneros hay que recordar que se trata de conseguir acabar con la desigualdad y no culpabilizar a todo un género. Todos somos iguales. Para eliminar los comportamientos machistas y sexistas, hay que asumir que como seres curiosos que somos, que no somos un conjunto de ficciones culturales normativas y además, todos, independientemente de cómo seamos, tenemos que tener las mismas oportunidades y derechos en el ámbito laboral, las mismas obligaciones en el ámbito familiar, y  la conciencia de tener la libertad de identificarse. Porque,  detrás de clasificar género masculino o femenino, todos somos personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario