SEXO Y GÉNERO EN LA CONSTUCCIÓN DEL YO
El yo humano se construye combinando las dimensiones natural y cultural. Sobre una base genética y biológica se fundamentan unos valores que se adquieren en el grupo social de referencia y que son transmitidos de generación en generación, y que son modificables.
La sexualidad es el conjunto de los fenómenos fisiológicos y psíquicos ligados al ejercicio de las funciones sexuales. Este ejercicio tiene sus bases biológicas en las distintas funciones que cumplen varones y mujeres en el proceso de reproducción. Ahora bien, entran en juego importantes factores culturales que modulan de muchas maneras la conducta sexual en sus manifestaciones. No solo intervienen en la motivación sexual humana los sentidos, el hipotálamo y los estados hormonales del organismo, junto a la presencia del estimulo erótico. También procesos imaginativos, afectivos y cognoscitivos superiores envuelven con sus contenidos y valores culturales todo el proceso de la atracción sexual y los comportamientos que esta atracción desencadena.
Por ello lo masculino y lo femenino rebasa la cuestión de lo biológico/sexual y se convierte en una cuestión cultural o de género.
El género tradicionalmente viene construido culturalmente desde la supremacía del varón, esa superioridad histórica del hombre sobre la mujer se basa en una visión estereotipada de la mujer que le supone sólo capacidad emocional y sentimental, infravalorándola intelectualmente y por lo tanto incapacitándola para asumir poder. O sea, es una discriminación cultural y no biológica, que pretende discriminarla (construcción del género a partir de su sexualidad, naturaleza o biológica). El paradigma patriarcal hace que le otorgue a las mujeres las cargas de trabajo doméstico y el cuidado de las personas dependientes, en esta clasificación al hombre se le ve como una persona agresiva, dominante y poderosa y a la mujer como una persona con miedo, sumisa y débil. Esta jerarquía provoca la violencia de género, que conlleva a relaciones tóxicas que destruyen a los demás y a uno mismo.
Las películas, las revistas, los medios de comunicación, ...etc crean un estereotipo que nos influye desde que empezamos con el proceso de socialización, con el cual desde que se nace se empieza el aprendizaje.
La idea que se defiende es que si tradicionalmente las mujeres eran educadas fomentando el sentimentalismo y el servilismo, ahora deben de ser educadas para fomentar en ellas la razón y las mismas capacidades que se les atribuyen a los varones. Con esto se dispondría de relaciones de igualdad, pero no solo con los mismos derechos sino que también tengan el mismo poder para dar forma a las normas y a los derechos. Y así que las mujeres pudieran tener presencia en los puestos de alta responsabilidad en la política, en las instituciones o en las empresas. Con esto no se busca abolir la diferencia sexual, sino de construir otro modelo ideal de ser humano que supere al tradicional.
Raquel Esther Querentes Hermida 1ºF
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