Donald Trump mostrando una Biblia en un mitin. |
El próximo 8 de
noviembre 100 millones de estadounidenses están convocados a las urnas para
elegir su próximo presidente, en una igualada, a juzgar por los últimos
sondeos, campaña electoral.
El candidato
republicano Donald Trump, ha enturbiado la campaña con afirmaciones o juicios
de valor acerca de un sinfín de cuestiones que se caracterizan por su falta de
rigor y responsabilidad, además de lo inapropiado que resulta llegar a la
descalificación y el insulto. En sus múltiples apariciones públicas suele presentarse
con la Biblia en la mano, y en muchas ocasiones ha tachado a los líderes de
Estados Unidos de estúpidos, además de prometer defender la fe que, según él,
se halla en el país “en estado de sitio”.
El
neoconservadurismo de este candidato republicano congenia bien con un
fundamentalismo religioso que le ha llevado a nombrar como vicepresidente a
Mike Pence, un conocido negacionista de la teoría de la evolución y defensor
del creacionismo.
El pasado 2 de
noviembre la revista Scientific American, hizo un repaso de algunas
de las afirmaciones de conocimiento del candidato Trump sobre la ciencia
afirmando que eran increíblemente ignorantes pues, además de negar el cambio
climático diciendo que era un mito, ha llegado a relacionar el autismo
con el hecho de recibir una vacuna; además en casi ninguno de sus discursos se
refirió a la importancia de la ciencia para la sociedad. Más allá de su
ridiculez, lo preocupante es pensar qué pasará si llegase a ocupar el sillón de
la Casa Blanca, un candidato a la presidencia del país más influyente del mundo
que hace declaraciones falsas sin coste electoral alguno, o incluso podemos
decir que miente descaradamente.
Pero su caso no
es anecdótico, forma parte de una tradición anticientífica de la derecha
cristiana de Estados Unidos, que cuando la ciencia no se aviene a sus intereses
(recordemos que Trump es un magnate con intereses en la industria de los
hidrocarburos responsables de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera)
o a su fe, despliegan una artillería de pseudoverdades, falsedades,
interpretaciones sesgadas y sofismas para negar, o desacreditar la ciencia.
Desde que en 1925, el Estado de Tennessee emprendió la primera acción legal
para prohibir la enseñanza de la teoría de la evolución, la pseudociencia con
apoyo religioso no ha parado de crecer. En 2005 el Consejo de Educación de
Kansas dictaminó que las escuelas públicas de ese Estado enseñaran la biología
evolutiva en pie de igualdad con el Génesis.
El problema que
se plantea aquí es el intento político de sustituir la ciencia por la fe y las
pseudoverdades, se trata no solo de poner la razón y ciencia al servicio de la
ideología sino también de arruinar su legado cultural y fomentar la ignorancia
científica en la sociedad.
En nuestro país
hemos oído restar importancia al cambio climático al recién nombrado presidente
de nuestro país, cuando en el año 2007 era presidente del PP, manifestó que
no creía que fuese un problema pues ya un primo suyo, que era catedrático de
Física en la Universidad de Sevilla, le había dicho que no era posible predecir
“ni el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla”. En su momento se le criticó su
irresponsabilidad al mostrar tal ignorancia cuando el tema ya estaba en la
agenda científica y política mundial. Hoy tiene que reconocer que se ha
equivocado, pero ese error no parece remediarse con un mayor apoyo a la
investigación científica en nuestro país, ya que lamentablemente, la ciencia ha
vuelto a quedarse fuera en el reparto ministerial, pues pasa a depender del
Ministerio de Economía, Industria y Competividad; al tiempo que la educación
pública, competirá con cultura y deportes.
Pero lamentablemente tampoco es un caso excepcional en la
Unión Europea donde cada vez más los responsables políticos pierden contacto
con la realidad del mundo de la investigación científica con la excusa de la
crisis económica. Parece que lo importante es cumplir con la reducción del
déficit aunque sea a costa de reducir la inversión en generación de
conocimiento y su transmisión educativa. Estoy segura que esta política a largo
plazo solo nos volverá más vulnerables, no solo frente a futuras crisis
económicas sino frente a todos aquellos que utilizan la ignorancia de los otros
en beneficio propio.
Mientras tanto en nuestro país, a pesar de ser un Estado
Laico, en la escuela pública existe por imperativo legal, una formación
catequística incompatible con una formación científica, porque una cosa es que
en la enseñanza pública el conocimiento de nuestra cultura occidental: la
ciencia, la filosofía y el arte. etc. no puedan ser entendidos desligados
de sus tradiciones míticas, y otra que las instancias religiosas quieran
participar en el curriculum educativo legislando en cuestiones de moral, porque
en términos de valores éticos, la escuela pública tiene la responsabilidad de
educar en lo que civilmente nos hemos dado todos en el espacio político de la
democracia: las libertades y derechos fundamentales.
Así, el laicismo no está en contra de la religión, como se
dice a veces, sino en contra de que la religión se convierta en un obstáculo
para la libertad de pensamiento, el pluralismo y la diversidad que caracterizan
una sociedad que respeta la dignidad de sus ciudadanos.
Dicho esto, la cultura científica debe ser un
bien público que a todos debe llegar, y de la mejor manera posible(no basta con
una asignatura de tal nombre), mientras que la fe vamos a dejarla en el ámbito
que le corresponde: la privacidad y la subjetividad.
Lo importante es no caer en la tentación de la ignorancia, así
que a dedicarse al estudio que no todo es espectáculo. Pan y circo que decían
los romanos.
¡Buen fin de semana!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA través de unos comentarios sobre Trump, Mariano y el cambio climático de su primo de Sevilla, la religión en la escuela, con los que estoy de acuerdo en general, esta carta de fin de semana nos recuerda que hay fuerzas que quieren (y han querido siempre) sustituir la ciencia por la fe. Una idea en particular me ha llamado la atención:
ResponderEliminar“en la Unión Europea donde cada vez más los responsables políticos pierden contacto con la realidad del mundo de la investigación científica con la excusa de la crisis económica. Parece que lo importante es cumplir con la reducción del déficit aunque sea a costa de reducir la inversión en generación de conocimiento y su transmisión educativa. Estoy segura que esta política a largo plazo solo nos volverá más vulnerables, no solo frente a futuras crisis económicas sino frente a todos aquellos que utilizan la ignorancia de los otros en beneficio propio”.
Parece que no hay duda de que los ricos y privilegiados han aprovechado la crisis para descarnar el presupuesto dedicado a investigación y educación. Después de oir constantemente en los medios de comunicación que la Universidad española es gratuita, que tenemos demasiados estudiantes, resulta que en la actualidad, las tasas de matrícula son las cuartas más caras de Europa. Pero en realidad, yo creo que no se ha reducido el presupuesto de manera indiscriminada: la clase dirigente europea ha decidido que nuestro país lo sea de camareros y de tiendas de recuerdos. Hoy aparecía en la prensa una carta de un investigador renunciando a los sueños de toda su vida (http://www.publico.es/opinion/carta-fisico-espanol-negandose-al.html). Y me recordaban, comentando en casa esta nota, la infame frase de un Secretario Xeral de Investigación en el primer gobierno de Feijóo, “solo se financiará en Galicia la investigación que tenga un retorno inmediato para las empresas”. Loque quiero decir es que sí hay financiación para alguna investigación: como por ejemplo, la que engorda las cuentas de las grandes compañías farmacéuticas, comprando a precio de saldo resultados de las Universidades y vendiéndolos por su peso en oro.
A partir de esta entrada y tras las elecciones americanas debemos realizar un ejercicio de reflexión y plantearnos cuales han sido las causas que han llevado a un hombre con ideologías más que reprochables y preparación inexistente a ganar. Lo primero que se me viene a la cabeza es que la sociedad todavía no ha superado el machismo y el patriarquismo. Hillary Clinton tendrá muchas defectos y sus políticas quizás tampoco sean perfectas, sin embargo su principal obstáculo ha sido pertenecer al género femenino. Todavía existe una parte de la sociedad, en concreto hombres, que no conciben la idea de ser gobernados por una mujer.Así podemos sacar algo positivo de estas elecciones, demuestra lo que muchas personas vienen diciendo en los últimos años, en el siglo XXI todavía no existe la igualdad entre hombres y mujeres. Los techos de cristal existen y desde hace un tiempo son cada vez más gruesos. Las mujeres siguen teniendo salarios más bajos que los hombres ejerciendo el mismo puesto, las grandes empresas tienen entre sus directivos a escasas mujeres;son solo algunos de los ejemplos que demuestran que a las mujeres todavía les queda un largo camino por andar. Por otra parte, se pone de manifiesto que muchos hombres siguen pensando que el machismo les es ajeno, es decir no son partidarios pero tampoco creen que sea su problema (sólo así me explico que sigan votando a Trump tras sus polémicas declaraciones).
ResponderEliminarDespués de leer algunos artículos y noticias lo que me queda claro es que la sociedad estadounidense se ha dejado llevar por el populismo y el patriotismo. Se ha dejado encandilar por los cantos de sirena de un hombre que promete devolver a América su grandeza. Imagino que solo se referirá a la económica, porque está claro que el bienestar social y la riqueza cultural se verá profundamente perjudicada. Pero he ahí la clave, como se refleja en esta entrada la obsesión de las clases políticas sobre la economía ha traspasado a la sociedad que ha escogido a un líder político en base a sus promesas de crecimiento económico dejando de lado sus políticas de migración o sociales.
"Mientras tanto en nuestro país, a pesar de ser un Estado Laico, en la escuela pública existe por imperativo legal, una formación catequística incompatible con una formación científica, porque una cosa es que en la enseñanza pública el conocimiento de nuestra cultura occidental". Este comentario sería perfecto de ser realizado en Francia: único estado laicista de Europa, pero el estado español es un estado aconfesional, por lo que este párrafo pierde su sentido. (véase artículo 16 de la constitución)
ResponderEliminarA partir de lo leído en el artículo anterior, en el que se refleja que el futuro presidente de una enorme potencia mundial como es EE.UU, Donald Trump, así como otros magnates y poderosos, están relegando en un segundo plano la ciencia y la investigación, dando una mayor relevancia a las ideas religiosas e intentando fomentar la ignorancia cultural y científica de la población.
ResponderEliminarDe manera similar ocurre en otros países de la UE (incluido el nuestro) donde se están viendo recortados los presupuestos destinados al desarrollo e investigación científica, algo fundamental en el desenvolvimiento de un país.
Actualmente en el sistema educativo español se impone una formación religiosa que debería ser opcional y complementaria, y no estableciendo un pensamiento único.
Debido a esto se debería separar religión y ciencia, quedando la ciencia en el ámbito público, siendo un conocimiento imprescindible para los estudiantes y la religión en el ámbito privado (que cada uno elija libremente).