Hace unos días vi una entrevista en
internet a un personaje conocido públicamente, en la que este confirmaba lo que
todos los famosos: el precio de la fama es la pérdida de libertad. Es decir,
una vez que te conviertes en un personaje público, tu vida deja de ser privada,
empiezas a preocuparte por cosas a las que antes de serlo no le dabas
importancia, o al menos no tanta, como salir a la calle siempre maquillado o
vestido de gala, salir en todas las fotos con buena cara, tener un físico
excelente, sin permitirse el lujo de tener un mal día, porque tu vida pasa a
ser de interés público. Esto me hizo pararme a pensar.
En clase, hemos visto que una de las
características más importantes del ser humano es la libertad. El no estar
determinado a ser algo concreto a pesar de estar condicionado por diversos
factores (cultura, genética...). Entonces, la pérdida de esta libertad, ¿deshumaniza
a un ser humano? De ser así, una persona famosa sería menos humana por el hecho
de ser famosa. Además estos personajes públicos no son avisados antes de saltar
a la fama de esta gran pérdida. Se escuchan muy a menudo las desventajas de que
su vida se haga pública, pero siempre da la
impresión de que tan solo son exageraciones, y que la realidad no es
para tanto; cuando muchas veces, la realidad supera a la imaginación. Es
curioso, porque a la mayoría de la gente, en un principio, no le importa este
precio; sin embargo, el mismo precio (su libertad) es el que pagan los
reos cuando son encarcelados. En esta situación,
generalmente, la personas ya son más precavidas, tienen más prejuicios y les
parece un alto precio. ¿Por qué, si el precio es el mismo? ¿Acaso no es
suficiente?
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