miércoles, 5 de diciembre de 2012

Si se habla más de una lengua, ¿se saben cosas diferentes en cada lengua? ¿Proporciona cada lengua un esquema diferente de la realidad?


La UNESCO tiene entre sus objetivos promover la diversidad lingüística y el plurilingüismo. ¿Por qué? Cuando indagamos un poco sobre este tema vemos que destaca que los idiomas, y sus complejas consecuencias en la identidad, la comunicación, la integración social, la educación y el desarrollo, son elementos de importancia estratégica para los pueblos.
El artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos establece: “todas las lenguas son la expresión de una identidad colectiva y de una manera distinta de percibir y describir la realidad, por tanto, tienen que poder gozar de las condiciones necesarias para su desarrollo en todas las funciones”.
Muchas personas consideran una traba la existencia de tantas lenguas diferentes, por los problemas de comunicación que genera. Es verdad que la convivencia de varias lenguas, por ejemplo en la Unión Europea, o aquí mismo en Galicia, supone un coste económico adicional y con la crisis y los recortes presupuestarios que lo están abarcando todo, existen voces que piden reducir también los apoyos a las lenguas. Por ejemplo, la Comisión Europea está reduciendo el personal y otros gastos de traducción a las diferentes lenguas, con lo que se están reforzando cada vez más las lenguas más poderosas económicamente como el alemán, inglés y francés.
Sin embargo, muchas otras personas consideran que la pérdida de una lengua va asociada a la pérdida de una cultura, y que la diversidad cultural es una riqueza. El  concepto de ecología de las lenguas fue usado por Haugen en 1972 para referirse “al estudio de las interacciones entre la lengua y su entorno.”
Cada vez existen más investigaciones que vinculan las lenguas con sistemas más complejos de entendimiento. Por ejemplo, existen estudios sobre comunidades locales e indígenas que han elaborado sistemas complejos de clasificación para el mundo natural,  reflejando un profundo conocimiento de su entorno local. Este conocimiento del medio ambiente está contenido en los nombres indígenas, tradiciones orales y taxonomías, y puede desaparecer cuando una comunidad cambia a otro idioma.
Tenemos en Galicia los mismos argumentos enfrentados, el utilitario que cuestiona las ventajas de fomentar el gallego por su coste a todos los niveles y el sociocultural, que pide un refuerzo del idioma gallego, como factor de identidad frente al castellano.
Cuando  aprendemos otra lengua nos damos cuenta de que existen ciertas palabras “intraducibles” a nuestra lengua materna, porque conllevan ciertos matices y ciertas cargas, casi diría que emocionales que no se pueden expresar. Por este motivo existe el trasvase de términos de una lengua a otra que todos conocemos. Por ejemplo el término castellano “fiesta”, que se ha convertido en una palabra más del inglés o la intraducible “morriña” que expresa un estado de ánimo particular.
A lo largo de mi vida he convivido con personas de otros países y otras lenguas y me he dado cuenta que la lengua de un país es algo más que símbolos abstractos. En la base de la dificultad de aprender otra lengua existe la resistencia a salir de un entorno “amigo” cuyos códigos incluyen algo más que las letras. He visto que las personas que hablan varias lenguas utilizan lenguas diferentes según lo que quieren transmitir y a quién, porque no todas las palabras tenían para ellos el mismo valor ni les permitían comunicar la misma información. 
Cuando hablamos de lengua materna, la palabra materna implica todo un sistema que apela a lo más íntimo de cada uno de nosotros, lo que nos hace más fuertes y más valiosos. Según el Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro (Ed. 2010) en este momento existen 3.000 lenguas amenazadas en el mundo entero, por lo que me parece preocupante que la riqueza que esas lenguas llevan aparejada también esté en peligro de extinción.
En mi opinión debemos considerar la lengua en su sentido amplio, como una más de las riquezas que las diferentes culturas han aportado al planeta y tratar de protegerlas, igual que tantas especies de animales y plantas que contribuyen a configurar un mundo mejor.

Ana Lois García. 1º BI

Fuentes: 

1 comentario:

  1. He leído con atención tu interesante ensayo y me he servido del mismo para proponer un modelo de ensayo para aquellos que se lo están pensando. Échale un vistazo a modo de recapitulación.

    En lo que concierne al tema del ensayo, me recordó que en 2005 –imagínate lo que llovió desde entonces- se produjo un interesante debate sobre el “derecho de las lenguas”, auspiciado por la tramitación en el Congreso del Estatuto catalán, entre dos profesores de la Universidad de Barcelona: Félix Ovejero Lucas y Albert Branchadell. Te dejo ambos enlaces por si tienes interés en seguir un debate que todavía sigue dando que pensar en la actualidad.

    http://www.almendron.com/politica/pdf/2005/spain/spain_2675.pdf
    http://elpais.com/diario/2005/03/29/opinion/1112047209_850215.html

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